Tendrá quizá la tranquilidad del alma serena.
De la cura que las heladas de este invierno le van dando a mis heridas.
De que ya nada duele. Las heladas, como te decía, hicieron que la luna brillante en alguna mañana camino a Monte Hermoso, tejiera un "licamento" a todo lo que dolía.
Y me dieron ganas de retomar esto de contarte cosas por acá.
Algún día las leeremos juntos o quizá vos por tu cuenta.
En fin, miremos un par de fotos.
ya lo estoy queriendo
ya me estoy volviendo canción
barro tal vez
Y es que está es mi corteza
donde el hacha golpeara
donde el río secará para callar
Hoy, tarde de invierno y de Luis Alberto.
Y de nosotros.
Porque en definitiva, somos nosotros.